MENSAJE EPISCOPAL
CON MOTIVO DE LA NAVIDAD
“Encontrarán al niño envuelto en pañales
y recostado en un pesebre” (Lc 2, 12).
“Ki’ olal lake’ex ka ta’ane’ex ich maya, kin tzik te’ex kimak woolal yetel in puksikal, In k’at ti te’ex jump’el Kimak olal Navidad.”
Muy queridos hermanos y hermanas de esta Iglesia Arquidiocesana de Yucatán; muy queridos amigos y amigas de este gran Estado de Yucatán, los saludo con afecto en la celebración de la fiesta de la Navidad.
¿Cómo fue la Navidad que tú viviste en tu infancia? Ojalá que tengas recuerdos hermosos como la mayoría de nosotros, evocando cómo se celebraba la Navidad en tu hogar, con tus abuelos, tus papás, tus hermanos, tus tíos y también con los primos… la gran familia; ojalá que tengas esos buenos recuerdos y quieras también poner todo lo que está de tu parte para que tus hijos, tus nietos, tus sobrinos, los niños con los que convivas, tengan una feliz Navidad. ¡Ayúdales para que graben en su memoria y en su corazón la hermosura de esta gran fiesta!
El Hijo de Dios vino a este mundo para ser “Emmanuel” que quiere decir: “Dios con nosotros”; quiso ser parte de la familia humana y vino precisamente a formar parte de una familia; pudo haber aparecido así nada más, pero Él quiso nacer como todos nosotros, de una mujer. Quiso tener una madre la cual fue escogida desde hace siglos; Dios la contemplaba desde la eternidad y por eso los profetas anunciaron a esta mujer, la Santísima Virgen María. Teniendo una mamá, quiso también tener un padre ante los hombres, entonces fue elegido el señor san José y Jesús siempre se sintió orgulloso de que lo llamaran el “Hijo de David” pero también el “Hijo del carpintero”, sintiéndose miembro orgulloso de una familia. Tú también tienes una familia, viniste al mundo de la unión de un hombre y una mujer; ¡protege a tu familia y protejamos todos la institución familiar!
¿Cómo vas a celebrar esta Navidad? Quizá no haya tantos recursos, quizá haya escasez, quizá el aguinaldo sea usado en otras cosas más urgentes; no importa, la Navidad necesita más que dinero, necesita alegría, amor y sobre todo fe; con esos tres elementos, alegría, amor y fe podemos tener creatividad para que en medio de la pobreza podamos gozar de una feliz Navidad. Lo más importante siempre es tu espíritu, y para preparar el espíritu y vivir felices esta Navidad, yo te sugiero e invito a que te reconcilies con aquellas personas con las que estas distanciado: tus familiares, tus amigos que quizá se han alejado; has lo posible por acercarte también a ese vecino, a ese compañero con el que tuviste alguna dificultad.
Esfuércense por ponerse en paz en esta noche de paz, y que sea duradera, que permanezca todo el año y siempre. Reconciliarnos es una forma muy cristiana de vivir la Navidad y también otra forma muy cristiana es acercarnos a los necesitados, a los pobres, a los enfermos, a los presos; todo lo que podamos hacer por esos hermanos nos ayudará a encontrar a Jesús vivo en un pesebre, real, auténtico, y no como lo representamos con figuras en el nacimiento cada año, ya que a Jesús vivo lo encuentras en tus hermanos más necesitados.
¡Mi deseo para ti y para todos los tuyos, es que tengan una muy Feliz Navidad! ¡Que Dios los bendiga a todos!
+ Gustavo Rodríguez Vega
Arzobispo de Yucatán