Mensaje Episcopal con Motivo de la Cuaresma 2023

MENSAJE
CUARESMA 2023

«Cristo Jesús, siendo rico, se hizo pobre por nosotros
para enriqueceros con su pobreza» (2 Cor 8, 9).

 

Muy queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús.

1. Dios, en su infinita bondad, nos regala una nueva oportunidad para la renovación personal y comunitaria que nos conduzca hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado. Con el favor de Dios iniciamos un nuevo tiempo de Cuaresma. ¿A qué nos invita esas palabras de san Pablo? ¿Qué nos dice hoy, a nosotros, la invitación a la pobreza, a una vida pobre en sentido evangélico?

2. El camino cuaresmal también ha de ser sinodal, pues todos juntos hacemos este camino, con miles y miles de cristianos en el mundo: es camino individual personal y a la vez comunitario y sinodal.

Cristo se hizo pobre por nosotros

3. San Pablo nos dice cuál es el estilo de Dios. Dios no se revela mediante el poder y la riqueza del mundo, sino mediante la debilidad y la pobreza: «Siendo rico, se hizo pobre por nosotros…». Cristo se hizo pobre: nació en medio de nosotros y se hizo en todo semejante a nosotros, menos en el pecado . ¡Qué gran misterio la encarnación de Dios! Y la razón de todo esto es el amor de Dios Padre, un amor que es gracia, generosidad, deseo de estar con nosotros, para darse y sacrificarse por todos. El amor nos hace semejantes, crea igualdad, derriba los muros y las distancias. Y Dios hizo esto con nosotros. Jesús, «trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros excepto en el pecado» .

4. Ahora bien, la finalidad de Jesús al hacerse pobre no fue la pobreza en sí misma, sino «…para enriqueceros con su pobreza». Dios no hizo caer sobre nosotros la salvación desde lo alto, como la limosna. ¡El amor de Cristo no es esto! ¿Qué es, pues, esta pobreza con la que Jesús nos libera y nos enriquece? Es precisamente su modo de amarnos, de estar cerca de nosotros, como el buen samaritano que se acerca a ese hombre que todos habían abandonado medio muerto al borde del camino . Lo que nos da verdadera libertad, verdadera salvación y felicidad es su amor lleno de compasión, de ternura, que quiere compartir con nosotros. La pobreza de Cristo que nos enriquece consiste en el hecho de que se hizo hombre, cargó con nuestras debilidades y nuestros pecados, y nos comunicó la misericordia infinita de Dios.

Recordemos que se ha dicho, que la única verdadera tristeza es no ser santos ; podríamos decir también que hay una única verdadera miseria: no vivir como hijos de Dios y hermanos de Cristo.

5. Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma es un tiempo adecuado para preguntarnos de qué podemos y debemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfiemos de la limosna que no nos cueste y no nos duela .

Tu amor al prójimo es la medida de tu catolicidad

6. La Cuaresma, pues, es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» . Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen… Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, es un malestar que tenemos que afrontar como cristianos.

7. La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación actual para nosotros. De allí que la Cuaresma sea un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» .

8. El sufrimiento de los demás constituye un llamado a la conversión, porque las necesidades de los demás me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si pedimos humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites de nuestras posibilidades, confiaremos en las infinitas posibilidades que nos reserva el amor de Dios.

Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de grandeza, es deseable que este tiempo de Cuaresma todos la vivamos como un camino de formación del corazón, como dijo el recordado Papa Benedicto XVI . Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu Santo y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro .

Cuidemos nuestro entorno

9. Necesitamos fortalecer y acrecentar la cultura de la higiene y el cuidado de esta tierra en que vivimos. Poner la basura en su lugar, cuidar los árboles que nos proporcionan oxígeno, son acciones que nos favorecen y evitamos que el jardín se transforme en un desierto , como demuestra de forma admirable el “Cántico del hermano sol” de san Francisco de Asís . En este mundo la armonía generada por la redención está amenazada por la fuerza negativa del pecado y de la muerte.

El pecado que anida en el corazón humano -y que se manifiesta como egoísmo, afán por un bienestar desmedido y desinterés por el bien de los demás- lleva a la explotación de la creación, de las personas y del medio ambiente, según la codicia insaciable que considera todo deseo como un derecho y que antes o después acabará por destruir incluso a quien vive bajo su dominio .

10. Recuerden, hermanos, que el ejercicio de ayunar, orar y dar limosna nos dispone a vivir correctamente la experiencia de la Cuaresma. Ayunar, o sea aprender a cambiar nuestra actitud con los demás y con las criaturas: de la tentación de “devorarlo” todo, a la capacidad de sufrir por amor, que puede colmar el vacío de nuestro corazón. Orar para saber renunciar a la idolatría y a la autosuficiencia de nuestro yo, y declararnos necesitados del Señor y de su misericordia. Dar limosna para salir de la soberbia de vivir y acumularlo todo para nosotros mismos, creyendo que así nos aseguramos un futuro que no nos pertenece. Y volver a encontrar así la alegría del proyecto que Dios ha puesto en la creación y en nuestro corazón, es decir, amarle, amar a nuestros hermanos y al mundo entero, y encontrar en este amor la verdadera felicidad.

11. Finalmente, aprovecho esta ocasión para manifestar mi profundo agradecimiento a Dios y al Papa Francisco por el don que nos ha hecho al designar un nuevo Obispo Auxiliar en la persona del padre Mario Medina Balam, quien, recibirá la Ordenación Episcopal el viernes 14 de abril de este año 2023. La noticia fue dada el pasado 11 de febrero, en la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, motivo por el cual encomendamos el ministerio episcopal de Monseñor Mario a Nuestra Señora de Izamal, Patrona de la Arquidiócesis.

«Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu» , para que, al concluir la fiesta de la Pascua, todos podamos vivir la misma experiencia de los discípulos de Emaús: después de escuchar la Palabra del Señor y de alimentarnos con el Pan eucarístico nuestro corazón volverá a arder de fe, esperanza y caridad.

Los bendigo de todo corazón y rezo por ustedes, encomendándome a sus fervientes plegarias, que me son indispensables, y las agradezco.

Mérida, Yuc., Méx., 22 de febrero de 2023, Miércoles de Ceniza.

 

+ Gustavo Rodríguez Vega
Arzobispo de Yucatán

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