Mensaje Episcopal a Favor de los Damnificados 2017

MENSAJE EPISCOPAL EN FAVOR
DE LOS DAMNIFICADOS

“La caridad de Cristo nos apremia” (2 Cor 5, 14).

 

Muy queridos hermanos y hermanas, todos estamos sumamente conmovidos y consternados después de enterarnos de la gran tragedia del día 19 de septiembre, en el mismo aniversario de aquel terrible terremoto de 1985; ahora en el año 2017, se ha repetido un gran temblor en el centro del país.

En este momento los corazones de todos los mexicanos estamos unidos a los corazones de nuestros hermanos de aquellos lugares damnificados a causa de este terremoto y también del anterior, así como de los recientes huracanes. Queremos ayudar, queremos estar con ellos y ser solidarios.

Yo los invito para que no falte nuestra oración, pidiéndole al Señor que dé la vida eterna a los que han fallecido a causa de estos desastres naturales. Pidámosle al Señor que dé la salud y la recuperación total a los que han quedado heridos o lesionados en estos incidentes de la naturaleza. Pidamos al Señor que pronto sean rescatados los que aún quedan bajo los escombros. Pidamos al Señor que dé fortaleza a todos los que se están dedicando con esmero en el rescate de nuestros hermanos ahí sepultados. Pidamos al Señor por el consuelo y fortaleza de los familiares de quienes han perecido, de los heridos y de los desaparecidos. Pidamos al Señor la sabiduría para nuestros gobernantes en estos momentos difíciles. Pidamos también que no falte la caridad solidaria para con nuestros hermanos damnificados.

Los quiero invitar hermanos y hermanas, para que como católicos manifestemos nuestra solidaridad llevando el próximo domingo a nuestras parroquias, la ayuda en especie que queramos enviar. Cada parroquia será un centro de acopio y cada párroco se encargará de hacer llegar a su destino la caridad que ustedes manifiesten en lo que deseen donar. Ya saben lo que siempre se indica y se pide en estos casos para los damnificados. No importa por poco que sea; sumándolo a la caridad de todos, será una gran ayuda para nuestros hermanos, y por pequeño que pueda ser lo que nosotros llevemos, no quedará sin recompensa, porque Dios nuestro Señor no se deja ganar en generosidad.

“La caridad de Cristo nos apremia” (2 Cor 5, 14). ¡Vayamos al encuentro de nuestros hermanos en la próxima eucaristía dominical, llevemos nuestra ayuda y ofrezcamos también nuestra oración! La fe nos mueve a orar y a ser generosos. Que Dios les bendiga.

+ Gustavo Rodríguez Vega
V Arzobispo de Yucatán

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