CARTA PASTORAL
CON MOTIVO DEL AÑO SANTO
DE LA ENCARNACIÓN
2025
A todos los sacerdotes, diáconos, miembros de la Vida Consagrada, seminaristas, y a todos los que forman parte de este santo Pueblo de Dios que peregrina en Yucatán: Pax!
Muy queridos hermanos y hermanas, les saludo con el afecto de siempre y les deseo todo bien en el Señor.
Este santo tiempo del Adviento no sólo nos prepara a la digna celebración de la solemnidad de la Navidad, sino que ahora nos prepara igualmente para iniciar con una buena disposición espiritual el Jubileo de la Encarnación del Señor.
La entrada del próximo año 2025 nos alienta a extender nuestra mirada de fe hacia nuevos horizontes en el anuncio del Reino de Dios. En el pasado Concilio Vaticano II (1963-1965) la Iglesia tomó conciencia más viva de su propio misterio y de la misión apostólica que le encomendó el Señor. Esta conciencia nos compromete a todos a vivir en el mundo sabiendo que hemos de ser «fermento y el alma de la sociedad humana, que debe ser renovada en Cristo y transformada en familia de Dios ».
Para corresponder eficazmente a este compromiso la Iglesia debe permanecer unida y crecer en su vida de comunión. El inminente acontecimiento jubilar es un fuerte estímulo en este sentido. El paso de los creyentes hacia el tercer milenio no se resiente absolutamente del cansancio que el peso de dos mil años de historia podría llevar consigo; los católicos nos sentimos alentados al ser conscientes de llevar al mundo la luz verdadera, Cristo Señor.