HOMILÍA
XXXII DOMINGO ORDINARIO
Ciclo A
Sab 6, 12-16; 1Tes 4, 13-18; Mt 25, 1-13.
“Ya viene el esposo, salgan a recibirlo” (Mt 25, 6).
Ki’ olal lake’ex ka t’ane’ex ich maya kin tsik te’ex ki’imak óolal yéetel in puksi’ikal. U t’aan Yuumtsil te’ domingoa’ ku ta’anko’on ka kuxlako’on yéetel u sa’astal ku taal te’ ka’ano’.
Muy queridos hermanos y hermanas, les saludo con el afecto de siempre y les deseo todo bien en el Señor.
De los 194 países que existen en el mundo, todavía en 58 de ellos subsiste la pena de muerte y en Estados Unidos 32 de sus 50 estados continúan adelante con esta práctica. Este miércoles en Texas fue ejecutado Rubén Cárdenas Ramírez, a pesar de que las autoridades mexicanas, la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, solicitaban que no se aplicara esta pena. Ojalá que algún día los seres humanos lleguemos todos a la convicción de que sólo Dios es dueño de la vida y quien ha de decidir cuándo debe acabar ésta.
Lamentablemente el crimen organizado y el no organizado, nos demuestran que muchos son los que se toman la autoridad de Dios en sus manos al quitar tantas veces la vida de personas del todo inocentes e indefensas. El primero y fundamental de todos los derechos humanos continúa siendo sumamente pisoteado. Qué triste la noticia de la matanza que hubo el domingo pasado en una iglesia Bautista del sur de Texas. Un hombre armado abrió fuego contra la comunidad reunida asesinando a veintiséis personas, y dejando heridas a otras veinte. Podemos sentir muy lejano este lamentable acontecimiento, pensando que este es un problema americano que se debe a los trastornos que deja la guerra en la mayoría de los jóvenes, y que también se debe a la cultura armamentista de aquella nación.
Aunque es cierto que un estudio comparativo demuestra que el número de asesinatos en cada país está en relación con el número de armas que circulan entre la población, y que es inevitable que la guerra deja tantos daños en la mente de los que participan, hay otros temas que deben ser considerados, como el de la violencia intrafamiliar, pues este tema fue la ocasión para semejante matanza. En Yucatán, el estado más pacífico de México, sí existen datos de violencia intrafamiliar y de trastornos en la población generados por causa del alcoholismo y la drogadicción; por eso debemos esforzarnos para construir la paz en los dos primeros niveles, que son fundamentales: la paz interior y la paz en las familias. Tanto el alcoholismo como la drogadicción pueden ser detonantes de una violencia totalmente desmedida e inesperada contra los demás o contra sí mismos.
La Palabra de Dios en este domingo nos invita a vivir con sabiduría, entendiendo ésta como el primer don del Espíritu Santo. Ciertamente la sabiduría aplicada a nosotros mismos, nos conduce en primer lugar a cuidar nuestra salud y a buscar la integralidad de nuestro bienestar para que sea físico, psicológico, moral y espiritual. Cuidarnos así por amor a la obra maravillosa que es cada uno de nosotros, nos dispone para relacionarnos adecuadamente con Dios y con todos los que nos rodean. El que es sabio, aunque no tenga ningún título, nunca abusará de ninguna sustancia que mine su salud, su inteligencia y su voluntad, como sucede con el alcohol y las drogas.
También el que es sabio sabrá valorar a su familia y nunca hará algo que pueda dañar a ningún miembro de ella. Hoy existe una especie de violencia sistemática contra la familia por tantos factores que nos alejan físicamente del hogar y de los nuestros. Pero aun estando en casa podemos estar distantes de nuestros familiares por encerrarnos en las redes sociales, que nos comunican con los lejanos mientras nos alejan de los cercanos. Tengamos la sabiduría de brindar tiempo a nuestra familia y que sea un tiempo de calidad, en el sentido de estar ahí disponible para la comunicación con todos.
La primera lectura de este domingo está tomada precisamente del Libro de la Sabiduría, donde ella es presentada como algo deseable y con quien se puede establecer un doble movimiento: buscarla y dejarnos encontrar por ella. Dice el texto de hoy: “El que madruga por ella no se fatigará, porque la hallará sentada a su puerta. Darle la primacía en los pensamientos es prudencia consumada; quien por ella se desvela pronto se verá libre de preocupaciones” (Sab 6, 14-15). Evidentemente esta sabiduría se identifica con el pensamiento de Dios; de hecho san Juan en su evangelio, tomando la categoría griega del “logos”, la aplicará a Cristo que es el Logos, el Verbum, la Palabra, la Sabiduría que se ha encarnado. Sin embargo al llevar este concepto al español, se pierde en el camino el significado creador del Logos y su fuerza para dar sentido y ser a todo cuanto existe.
En el santo evangelio de hoy según san Mateo, se nos presenta una parábola del Reino de los cielos con la imagen de un esposo que viene al encuentro de diez jóvenes que están convocadas a ser sus esposas. Cinco de estas jóvenes eran previsoras y cinco eran descuidadas, y a la hora en que el esposo vino a la media noche, las descuidadas no tenían aceite para encender sus lámparas y no pudieron ir al encuentro de él. Ya sabemos que ese “Esposo” representa a Jesús que ha de venir al final de los tiempos, pero que viene a diario de múltiples formas.
Ojalá que cada uno de nosotros tenga la sabiduría de las jóvenes previsoras, para tener en todo momento el aceite necesario para encender nuestra lámpara e ir al encuentro de Cristo. El día de nuestro Bautismo brilló para nosotros la luz de Cristo, simbolizada en el Cirio Pascual y en la vela encendida con el fuego del cirio, que el sacerdote que nos bautizó entregó a nuestros padres y padrinos. ¡Cuántas veces en el día viene Cristo a ti y tú no sales a su encuentro en la persona de quien te necesita, y tú prefieres permanecer apagado! Te falta aceite para encender tu lámpara, el aceite de tu vida sacramental, con la debida confesión y comunión frecuente; te falta el aceite de la lectura y reflexión de la Palabra de Dios; te falta el aceite de la oración diaria; te falta el aceite de las buenas obras que te fortalece y habilita para realizar más obras buenas. Si eso sucede a diario, cuando el Esposo venga al final de los tiempos, o al final de tu tiempo y de mi tiempo, no podremos encender nuestra lámpara para salir a su encuentro.
La segunda lectura tomada de la Primera Carta de san Pablo a los Tesalonicenses, nos presenta cómo Pablo ilustra a aquellos cristianos en su confusión. Ellos esperaban la segunda venida de Cristo como algo inmediato que debería ocurrir de un momento a otro, preocupándose porque algunos hermanos iban muriendo y pensaban que al venir Cristo ya no los iba a encontrar, y se perderían la oportunidad de ir con Jesús a su Reino eterno. Por eso les dice: “Si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual manera debemos creer que, a los que mueren en Jesús, Dios los llevará con él… los que quedemos vivos para cuando venga el Señor, no tendremos ninguna ventaja sobre los que ya murieron…” (1Tes 4, 14-15). Sin embargo no deberíamos juzgar de ignorantes o ingenuos a los tesalonicenses, sino que de ellos debemos aprender que hemos de estar esperando como una realidad la segunda venida de Jesús, cuando “ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos”; y hemos de hacer viva, auténtica y congruente nuestra confesión de fe, así como la petición que hacemos en cada misa: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!”.
Pidamos la sabiduría de Dios especialmente para nuestros jóvenes, con la oración del Papa Francisco por los jóvenes en preparación al Sínodo de los Obispos del 2018:
Señor Jesús, tu Iglesia en camino hacia el Sínodo dirige su mirada a todos los jóvenes del mundo. Te pedimos para que con audacia se hagan cargo de su propia vida, vean las cosas más hermosas y profundas y conserven siempre el corazón libre.
Acompañados por guías sapientes y generosos, ayúdalos a responder a la llamada que Tú diriges a cada uno de ellos, para realizar el propio proyecto de vida y alcanzar la felicidad. Mantén abiertos sus corazones a los grandes sueños y haz que estén atentos al bien de los hermanos.
Como el discípulo amado, estén también ellos al pie de la Cruz para acoger a tu Madre, recibiéndola de ti como un don. Sean testigos de la Resurrección y sepan reconocerte vivo junto a ellos anunciando con alegría que Tú eres el Señor. Amén.
cfr. https://w2.vatican.va/content/francesco/es/prayers/documents/papa-francesco_preghiere_20170408_giovani.html
Les deseo una feliz semana a todos. ¡Sea alabado Jesucristo!
+ Gustavo Rodríguez Vega
Arzobispo de Yucatán