julio 27, 2023

Choza Maya

Casa Maya
(Introducción)


Introducción: el imaginario contemporáneo

Desde un punto de vista socioeconómico, se puede diferenciar erróneamente de cualquier otro tipo de vivienda como un espacio en condiciones precarias. En términos coloquiales la casa maya suele ser marginada y considerada como una casa de “pobres”.


Desarrollo: cosmogonía y cosmovisión

El conocimiento necesario y requerido para la elaboración de una casa maya proviene de los saberes más antiguos, de personas mayores que aún hablan y se comunican a través de un maya poético y simbólico. Bajo esa premisa, los principios fundamentales para la elaboración de una casa maya son los siguientes:

1.- Trazar una línea “Mamá” en la que de un lado el sol te pueda dar los “buenos días” y por el otro, las “buenas tardes o buenas noches”. En ese sentido, el trazo de la línea que define la estructura y proporción de la casa debe estar ubicada estrictamente desde la parte más larga, que va de Norte a Sur, a la parte más angosta, que va del Este al Oeste, para así tener a los costados la salida y puesta del sol. Éste y los siguientes trazos sobre la tierra se realizarán con cal. La sombra de un winikché (madera hombre) que se refleja en el suelo con la salida del sol en horizonte en las mañanas es la primera línea que se marca con cal (centro de la casa).

2.- La casa no debe ser ni más grande ni más chica, porque se vivirá incómodo, 5 varas es la medida ideal para el gran señor. En términos de medidas estándar, una vara tiene una longitud aproximada de 83 cm, sin embargo, ésta no es la indicada para los trazos de la casa maya. La medida correcta se obtiene a partir de la altura de la persona dueña de la casa, de los pies a la cabeza, dividiendo el resultado por la mitad. Esta medida es variable de acuerdo a cada persona y es también la medida de la vara que lo acompañará el resto de su vida; es decir, durante la vejez, esa vara materializada en un palo servirá de bastón y al morir determinará el tamaño su cista o ataúd, dos varas de largo y una de ancho.

Este es uno de los principios fundamentales de la filosofía maya, todo debe ser en equilibrio, lo bueno y lo malo, lo blanco y lo negro, el día y la noche, la vida y la muerte, la dualidad de los dioses, todo debe estar a la mitad.

Materializar dicha medida en una vara de madera (p’is té), se puede realizar con distintos tipos, empezando por una de las más comunes como el k’anchunub o de las mejores por sus características como el roble, ya que es un árbol con ramas muy derechas, resistentes y al secarse muy livianas.

Otra de las medidas fundamentales para la construcción de la casa maya es el “hat k’a o jéme” y se obtiene a partir de la longitud que hay entre el dedo índice de la mano y el pulgar, estos en posición y forma de la letra L. Esta medida multiplicada por diez veces debe ser de igual manera proporcional a la altura de la misma persona y, por consiguiente, multiplicado por cinco veces debe ser proporcional a la medida de la vara. Esta idea podría tener relación con la representación del número 5 dentro de la simbología maya, como una línea horizontal. Dicha posición de la mano aparece muchas veces en la epigrafia, yen asociación es traducido como “palmo” “cero” o “hijo o hija de mama”, lo cual tiene sentido cuando usamos esta medida en espacios cortos, pequeños o curvos.

3.- Trazar dos trollas de 5 varas, juntas pero que no se monten y lo que se dibuje en el suelo se eleve hasta el cielo. Una trolla es representada con un círculo, el cuál debe ser trazado con un diámetro equivalente a 5 varas cada uno, justo sobre la línea “Mamá”. Posteriormente cada círculo será dividido a la mitad, es decir a la longitud de 2.5 varas cada uno, obteniendo como resultado 4 divisiones exactas por cada círculo. Estas últimas servirán de unión para trazar un cuadrado perfecto de 5 varas, entre la unión y el centro de ambos círculos.
Siguiendo la misma fórmula de dividir y sumar, cada mitad de los costados del círculo en dirección al Este y Oeste serán divididos por la mitad para poder trazar en su interior un rectángulo con dos semicírculos, uno al Norte y el otro al Sur (moyes).
Las 4 esquinas que conforman el cuadrado del centro se denominan “Orkones” donde se situarán las bases de la casa. A su vez, en lo que resta la mitad de los círculos ubicados al Norte y Sur se distribuyen postes denominados “Mukché”, distantes 5 hat k’a entre cada uno.

La madera que se coloca sobre las esquinas u orkom(es) del cuadrado perfecto y que van de Este a Oeste se denominan “Taanché o t’an ché” que significa la primera madera y que será la base del techo, también se le dice la madera que habla, debido a que al colgar las hamacas ahí rechinan como si hablara. Posteriormente las maderas largas que se colocan horizontalmente de Norte a Sur sobre el taan ché, y que conforma el cuadro de la casa se denominan “Pach naj”(espalda de la casa). Unido al los pach naj van los moy(es) que son un conjunto de varillas o hiles que al amarrarse horizontalmente alcanzan el grosor del pach naj y al colocarse agarran forma de arco y asientan sobre los muk ché.
Una vez colocadas las maderas base, se levanta la tisera, que es una estructura en forma de A que va asentada en el taan ché, la medida de la tisera es tomada del suelo colocando dos maderas de los cuales un extremo con “horqueta” es colocado a cada orkom y el otro extremo hacia el centro de la casa donde se cruzan y son amarrados; a la mitad de cada de cada madera va colocada transversalmente otra madera llamada K’ata ché formando así la letra A. Una vez teniendo lista la tisera en el suelo se sube sobre el tan ché, se ploma y se apuntala con otra madera de horqueta que va un extremo asentado en el moy junto al muk ché principal y el otro extremo hacia la punta mas alta de la tisera y que se sujeta a su vez con otra maderita transversal que en conjunto se conoce como Cruz Ché por su forma de cruz católica. Sobre la tisera, la madera que se ubica en la parte más alta del techo de la casa en posición y simetría con la línea “Mamá” se llama “ho naj ché” y se traduce como cabeza de madera de la casa. En la misma dirección que el pach naj y el ho naj ché se coloca el “Bel ch’o” que se traduce como camino del ratón, son las maderas que atraviesan de Norte a Sur y se encuentran asentados en el k’ataché; unido al bel ch’o esta otra conjunto de varillas que al amarrase alcanzan el grosor del bel ch’o y tiene forma de arco y recibe el nombre de copomoy por estar encima y ser la mitad del moy.
Asimismo, los “Winik ches” son las maderas que se colocan verticalmente en los costados entre el “ho naj ché”, “Bej ch’o”, “pach naj”, “moy” y “copomoy”. A su vez, estos son atravesados por varillas horizontales llamadas “hiles” que van de Norte a Sur y donde se colocarán los huanos o palmas.
Por último, las paredes de la casa se denominan “Pak’ lú’um” que se traduce literalmente como pegar tierra, ya que su proceso consiste en crear bolas de tierra roja “K’an cab” revuelta con zacate ac que se irá tirando por todo el costado de la casa para luego ir definiendo y aplanando la mezcla con la mano mojada o tabla plana.


Conclusiones e interpretaciones

En los libros sagrados de los mayas (chilam balam y popolvuh), así como en los escritos de Fray Diego de Landa se habla de una ceremonia de agradecimiento y conmemoración conocida como “Ocná”, fecha que es aprovechada para reconstruir o remodelar la casa. Esta fecha se define en el momento en el que el sol atraviesa la casa de Este a Oese por las puertas de los costados. Ese día significará la conmemoración del trazo, creación y nacimiento de la casa. Es por esta razón que las casas en las zonas habitacionales de cualquier zona arqueológica tienen diferentes orientaciones ya que se construyen en diferentes momentos y posiciones del sol; y es en este sentido que importantes construcciones como los castillos del Adivino en Uxmal, 7 muñecas de Dzibichaltún, Pirámide de Kukulcán en Chichen Itzá, entre otros, fueron trazadas y no construidas el 21 de marzo.

De acuerdo a la cosmovisión de los mayas, a través del Popol Vuh se dice que cuando vino el diluvio, las aguas bajaron y solo permanecieron 4 árboles parados, a los cuales los dioses llamaron “Bacab” y les encomendaron sostener la tierra cuadrada. Por encima de la tierra se encuentra el universo que para nosotros ahora es infinito, pero para los mayas era en forma triangular, como el techo de la casa maya. De acuerdo a este orden, los extremos semicirculares de la casa (moy) ubicados al Norte y Sur representan al inframundo o Xibalbá, el lugar oscuro donde no llega el sol y donde se encuentran los 9 dioses llamados “Bolomtikú”. En el interior del cuadrado perfecto que representa el universo se encuentran los 13 dioses llamados “Oxlajuntikú” que son representados por los trece espacios de las maderas verticales llamadas “Winik ché” los cuales se denominan así ya que la longitud de cada uno es la misma longitud de la persona de donde se obtuvo la medida de la vara en un inicio. Es decir, cada persona es un Dios en su propia casa pues está representando a los 13 Dioses del universo.
Así mismo una persona es considerada como un ser completo y se representa con un número perfecto 20 en la numerología maya (winal), un sistema vigesimal a partir de 5 dedos de cada mano y 5 de cada pie. Simbólica y numéricamente cada espacio entre las maderas “Winik” está compuesta por 5 filas de 4 huanos cada uno, haciendo un 20.
Para finalizar, también en el techo de la casa se puede llevar el conteo de los días, puesto que si multiplicamos los 20 huanos por los 13 espacios entre winikches en el techo de la casa nos muestra al calendario “Tzol k’in” de 260 días, es decir que está compuesto por 13 meses de 20 días.

La casa maya no es casa de pobres, es una casa de ricos (en cultura que se mantiene viva).